Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

lunes, 3 de febrero de 2020

Museo Peranakan (Singapur)


Antes de viajar a Asia por primera vez, desconocía por completo la palabra Peranakan (descendiente, en malayo), y, sin embargo, en esta esquina del mundo resulta de cierta relevancia. Aquí, en Singapur y también en Malasia designa a los pobladores chinos llegados a estas costas desde el siglo XV, pero especialmente durante los siglos XVIII y XIX, cuyos descendientes son hoy los habitantes mayoritarios de Singapur y un porcentaje relevante de los malasios, que mezclaron su cocina y costumbres con las de los pobladores locales malayos.
El Museo es un gran edificio de época colonial que luce recién restaurado. Al entrar, lo primero que nos encontramos es una estatua de un blanco inmaculado de la reina Victoria de Inglaterra, subida en un pedestal y a tamaño natural, dando la bienvenida a los visitantes. Recorremos las diferentes estancias y nos topamos con un sinfín de fotografías antiguas y retratos, también con vestimentas y demás recuerdos de la llegada de los chinos a Singapur, así como explicaciones de sus costumbres, su relación con la población malaya originaria y con los colonizadores europeos. Al fin, la cultura Peranakan es el resultado de una mezcla genuina de la cultura china ancestral con aportaciones de los pueblos con los que entró en contacto.
Desde los primeros pobladores chinos de Singapur, que formaron un paupérrimo puerto de pescadores, pasando por los ricos comerciantes que se cobijaron bajo el paraguas del Imperio Británico para desarrollar libremente sus actividades, todos tienen en este Museo un recuerdo. Cada objeto y cada fotografía, lo guardado y expuesto aquí tiene un regusto a pasado irrecuperable; un pasado que, sin embargo, los singapurenses mantienen en su imaginario como cimiento sociocultural y económico de la actual ciudad estado convertida en un emporio mundial.
La reivindicación de la cultura Peranakan también se explica por las sorprendentes circunstancias que llevaron a esta ciudad a convertirse en un país independiente: Singapur entró a formar parte de la federación de Malasia tras su independencia efectiva del Reino Unido en 1963. Sin embargo, las tensiones étnicas entre la minoría malaya y la mayoría china de la ciudad desembocaron en que Malasia decidiera en 1965 expulsar a Singapur de su federación. Un hecho insólito, sin duda, si tenemos en cuenta que las naciones, por nuevas que sean, luchan no solo por mantener intacta y consolidar su unidad territorial, sino incluso por ampliarla. Pero el hecho de que Malasia quisiera castigar a la mayoría china de Singapur, dejando al territorio expulsado en total aislamiento y sin los recursos que provenían del continente, tal vez con la esperanza de que volviera al reducto y salvaguardia de Malasia sin las imposiciones de la etnia china, resultó ser una pretensión errónea. Singapur, que ya de por sí es una isla, aparte de su gente y de su puerto, no tiene ningún recurso natural. Sin embargo, la ciudad se conformó entonces como República independiente y aceptó todo los retos y sacrificios que ello suponía. De tal hecho fue protagonista el primer presidente de Singapur y padre de la nueva patria, Lee Kuan Yew, un personaje con muchas luces y algunas sombras, que gobernó en el país durante décadas. La nueva República, a pesar de que lo tenía todo en contra, nació con la feliz idea de concordia entre sus ciudadanos, fuera cual fuera su raza y religión, e hizo del inglés la primera lengua oficial del nuevo Estado, lo que suponía entrar en la órbita económica del mundo anglosajón, y también que no se imponía el chino a las otras etnias. Al fin, rápidamente Singapur se convirtió en un país de éxito económico, siendo hoy uno de los llamados tigres asiáticos.
Salimos del Museo y volvemos a pasear por el centro financiero de la ciudad. A nosotros toda esta iconografía Peranakan nos ha recordado a la novela El amante, de Marguerite Duras, donde aquellos chinos ricos y refinados de finales del siglo XIX y principios de siglo XX destilaban tradición milenaria, cosmopolitismo y pasión enfermiza por alguna sustancia prohibida como el opio o las jovencitas francesas.


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