Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

miércoles, 31 de enero de 2024

Museo Memorial de la Batalla de Normandía (Bayeux, Francia)









En las localidades próximas a las playas de Normandía, y más concretamente en el Departamento de Calvados, donde se produjo el famoso desembarco que marcó el inicio del fin de la II Guerra Mundial, podemos encontrar una infinidad de testimonios de aquellos años infaustos que devastaron Europa y produjeron los mayores horrores que la humanidad haya conocido a lo largo de los siglos. 
En nuestra visita a Caen ya nos habíamos encontrado, en la llamada Abadía de los Hombre, con dos exposiciones: una con fotos muy conocidas de Robert Doisneau y otra con testimonios materiales y fotográficos del sufrimiento de la población de la ciudad justo antes del desembarco y la liberación de Francia, cuando los aliados bombardearon Caen, ocupada por las tropas alemanas, y la población se refugió en la abadía (al parecer los aliados señalaron aquel lugar con magníficos muros para que se cobijaran, pues era un edificio singular, fácil de identificar desde el aire, sobre el que los aviones no iban a tirar bombas).
Ahora, de nuevo en Bayeux, atravesamos la ciudad y por unos jardines de un verdor espléndido, entre grandes carros de combate y tanques impolutos de la II Guerra Mundial varados como ballenas en la tierra firme, accedemos a la entrada del Museo Memorial de la Batalla de Normandía. El edificio es moderno, casi parece un cuartel o una comandancia militar actual.
Acedemos y enseguida entramos en materia: en la primera sala encontramos identificados a todos los oficiales de mayor graduación que participaron tanto en el lado alemán (defendiendo las posiciones) como en el bando aliado (desembarcando en las playas) durante el llamado día D, también hay planos, maquetas, fotos de las tropas, insignias militares, etc. A continuación vamos accediendo a salas de mayor tamaño, donde a través de mapas e imágenes vamos siguiendo cómo las tropas aliadas ganaban terreno en la costa normanda y en el interior. Las fechas de aquel junio de 1944 aparecen en grandes letras, a medida que avanzamos, así, durante el recorrido, la cronología también avanza con nosotros, pero ya sin expectación por saber cuándo acabará la guerra. Banderas que han perdido su fulgor y colorido, más planos de las playas y las carreteras, maniquís con los diferentes uniformes, parafernalia militar de todo tipo, máscaras de gas, latas antiguas de avituallamiento, objetos que por sí mismo ya cuentan la gran hazaña, pero también las pequeñas historias humanas de aquellos días de hierro, sangre y fuego. De paso, aquí ya encontramos expuestas armas ligeras, cascos, uniformes y más fotografías sobre el famoso desembarco. Al fin, en una gran sala, aparecen los vehículos ligeros, los morteros y demás armamento pesado. En un lateral, nos llaman la atención unas grandes fotografías antiguas de la ciudad de Caen, en unas se muestran la ciudad antes de la guerra y en otras cómo quedó casi completamente destruida. Caen, la mártir, decían los periódicos tras la contienda, detrás, una especie de diorama gigante nos enseña un lugar en ruinas, destruido por los bombardeos y la desbanda de los ocupantes.
En una pequeña sala podemos ver un documental en el que se muestras imágenes de De Gaulle entrando en Bayeux, tras su liberación, y cómo aquí mismo pronunció su primer discurso público en suelo francés. 
Al fin, un poco desorientados o cansados de tantas armas y tanto campo de batalla, ciertamente, la temática militar no nos entusiasma demasiado, salimos del museo.
Preferimos volver a la Francia liberada, la actual, aquí tan deudora de las tropas aliadas, de los canadienses, los británicos y, sobre todo, los estadounidenses que lucharon por sobrevivir ellos mismos en aquel entorno infernal de las playas y que, no sé si conscientes, lucharon por todos nosotros y porque Europa fuera lo que hoy es. Merece la pena recordarlos visitando un museo o en nuestro día a día en libertad.