Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

viernes, 8 de septiembre de 2023

Museo de Historia de Hamburgo (Hamburgo, Alemania)

Salimos del famoso barrio de Sant Pauli como almas que lleva el diablo. Al parecer, hay partido de futbol en el estadio del equipo local y solo hemos visto multitudes, con las típicas camisetas negras de reminiscencia pirata, aquí convertidas en uniformes, de borrachos por las calles o en bares cutrísimos como hace tiempo que no se ven en España. Así nos alejamos del conocido barrio crápula de Hamburgo muy decepcionados, y nos adentramos en un gran parque, donde encontramos un reducto de paz y naturaleza y también el Museo de Historia de Hamburgo, un inmenso edificio de ladrillo rojo con grandes ventanales que, tal vez, nos permita reconciliarnos con esta vibrante ciudad de Alemania.

Junto a la entrada hay un grupo animado de jóvenes esperando, tal vez sean alumnos de algún instituto hamburgués. Decidimos adelantarnos y corremos a entrar. Tras un hall inmenso y mal iluminado, nos adentramos en unas grandes salas dedicadas a maquetas de barcos antiguos. Indudablemente, esta ciudad fue uno de los centros comerciales de la liga hanseática que dominó los mares del norte de Europa durante varios siglos. Aquí, las maquetas tiene un tamaño descomunal, es decir que no están dentro de botellas sino de grandes hornacinas de vidrio. A continuación subimos por unas grandes escaleras y llegamos a diferentes salas dedicadas a la historia de la ciudad, con aspectos como la moda, la música y el teatro, la reforma protestante, o la evolución de la comunidad judía. En varias salas nos topamos con los interiores de una casa de ricos comerciantes del siglo XVIII y XIX. 

De repente, tras pasar por estos espacios de mobiliarios, decoraciones, pinturas y elementos varios, llegamos a una sala ocupada con una maqueta descomunal de ferrocarril. Nos fijamos en los carteles, aunque están solo en alemán. y entendemos que a unas horas determinadas los pequeños trenes que pueblan este mundo diminuto se ponen en marcha. En diez minutos comienza una sesión, así que esperamos, entretenidos, recorriendo la maqueta, fijándonos en los detalles que la pueblan: trenes de todo tipo, antiguos y nuevo, estaciones completamente equipadas -con el nombre de algunas estaciones hamburguesas-, pequeñas figuras simulando personas en los andenes y también dentro de los vagones. Al fin, de repente entra en la sala un señor ataviada con una gorra de ferroviario, accede al interior de la maqueta por una puertecita y se sube a la sala de mandos, que se encuentra justamente en el centro de la sala, sobre las vías. Entonces los trenes encienden sus luces, los antiguos de vapor comienzan a echar un hilo de humo por sus chimeneas; el presunto ferroviario coge un micrófono y comienza a explicar algunas cosas que, por supuesto, no entendemos. Entonces entran algunos escolares de diferentes edades. Los trenes se ponen en marcha. Es cierto, aquí nos sentimos como unos niños, viendo absortos el pasar de los trenes, junto a los niños alemanes de hoy en día que miran con cierto desdén este reducto virtual pero no digital. Ellos tan solo le dedican unos instantes a esta maqueta, nosotros nos deleitamos y perdemos por unos instantes la noción del tiempo. 

Pero se está haciendo tarde y en unas horas tenemos coger el avión que nos devolverá a casa, así que nos alejamos de la gran maqueta llena de un Hamburgo diminuto. Bajamos por unas amplias escaleras, mientras dejamos atrás la voz monótona en alemán, los ruiditos de los trenes en marcha y los pitidos anunciando que sele un nuevo tren de la estación. En el piso inferior entramos en las salas dedicadas al siglo XX, aquí podemos ver en fotos, carteles, publicaciones, etc. como al ciudad de Hamburgo pasó del cielo al infierno, de ser el puerto más próspero de Alemania a convertirse en un campo de escombros tras los bombardeos aliados durante la II Guerra Mundial No se obvia, por supuesto, el periodo nazi: las manifestaciones de entusiasmo ciudadano junto a las cruces gamadas, etc. cosas que ya conocemos de sobra, así salimos del museo y volvemos al sol de las calles en esta mañana de despedida de Hamburgo. Este museo inabarcable nos ha entretenido y nos ha proporcionado una amplísima visión de una ciudad que ha vuelto a ser puerta de Alemania al mundo.

https://www.shmh.de/museum-fuer-hamburgische-geschichte/