Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

martes, 9 de diciembre de 2014

Thermalia, Museo de Caldes de Montbui (Barcelona)

Caldes de Montbui es conocida por sus aguas termales, de las que ya habían disfrutado los romanos, por sus balnearios y edificios históricos, por ser el origen de una famosa embotelladora de agua con gas (cuyo nombre o marca comercial recuerda al de otra ciudad balneario de Francia) y, también, ¿por qué no? por uno de sus habitantes más ilustres, el pintor y escultor Manuel Martínez Hugué, más conocido como Manolo Hugué. En Thermalia, Museu de Caldes de Montbui, podemos encontrar una muestra de todo ello; con el especial atractivo de poder ver y apreciar una parte del interesantísimo legado de Manolo Hugué, considerado un destacado representante del movimiento novecentista catalán. El novecentismo (noucestime, en catalán) venía a responder o superar al modernismo, imperante en los inicios del siglo XX, con la recuperación de una tradición clásica y mediterránea.
Y pocas veces un artista de nuestro país ha contado con una autobiografía literaria a la altura de la que le escribió Josep Pla en su Vida de Manolo contada por el mismo, en la que el autor ampurdanés nos narra su juventud: los primeros años del artista en su Barcelona natal, donde entró en contacto con Picasso y los integrantes del Quatre Gats, pero también donde la vida bohemia era tan precaria que forzosamente le llevaba a la marginalidad. En 1900 consiguió trasladarse a París, foco cultural mundial, donde sí pudo comenzar a desarrollar su labor artística desde una postura de outsider, aunque ello no le impediría seguir en contacto con Picasso y otros artistas españoles en el París de la época, así como conocer a intelectuales y artistas de la talla de Jean Monréas y Guillaume Apollinaire, para acabar trasladándose a Céret, en el sur de Francia, tras entrar en contacto con el famoso marchante Kahnweiler en 1910. Allí se reunió un grupo heterogéneo de artistas, entre los que se encontraban Juan Gris o Joaquim Sunyer. Finalmente, en 1917, se estableció en Caldes de Montbui, localidad que, seguramente, le atrajo por su vida tranquila, hasta su muerte, acaecida en 1945.
La obra de Manolo Hugué, siempre unida a sus vicisitudes vitales, cuenta con una personalidad propia: partiendo del novecentismo consiguió marcar su propia trayectoria con aportaciones de otras vanguardias como el cubismo. Sus esculturas, de gran sencillez formal, están dotadas una tremenda fuerza expresiva, y toman el cuerpo humano como fuente natural de conocimiento. Tras una vida de lo más azarosa, aunque plena, retratada con gran brillantez por Josep Pla, en Caldes de Montbui pudo desarrollar gran parte de su obra pictórica y escultórica, y allí dejó una parte de su legado, formado no solo por obras suyas sino también por algunas de las obras de sus amigos, entre las que tienen especial importancia las de Picasso (con cerámicas y dibujos). Todo ello se encuentra ahora como fondo permanente en Thermalia para disfrute de los visitantes de esta localidad barcelonesa.

http://www.visiteucaldes.cat/fons-del-museu/

miércoles, 5 de noviembre de 2014

La Secession de Viena

La actual capital de Austria fue, en su día, capital de un impresionante imperio que dominó media Europa: un conglomerado de pueblos, naciones, idiomas, costumbres, etnias y religiones que acabó estallando en mil pedazo al finalizar la Gran Guerra. Aquel desmoronamiento, aunque repentino, fue el resultado de un lento proceso de cambios fruto de la reorganización de los poderes en la Europa de finales del siglo XIX y principios del XX. En aquellos años de crisis institucionales y socioeconómicas, numerosos movimientos artísticos vinieron a socavar también el clasicismo predominante en la Viena imperial. Uno de ellos fue el movimiento artístico llamado la Secession de Viena, que podemos englobar en el movimiento Art Noveau o Modernismo, más amplío y paneuropeo, que pondría la arquitectura y las artes decorativas en el epicentro de una revolución estética.
La Asociación de Artistas Visuales de Viena, formada por un puñado de artistas vieneses (entre los que se encontraban Anton Stark, Gustav Klimt, Kolo Moser, Adolf Böhm, Maximilian Lenz, Ernst Stöhr, Wilhelm List, Emil Orlik, Maximilian Kurzweil, Leopold Stolba, Carl Moll, Rudolf Bacher, etc.) fundó en 1897 la Secession con el fin de dar el protagonismo necesario a las vanguardias artísticas. Y, para contar con su propia galería de arte, encargaron la realización de un edificio al joven arquitecto J. M. Olbrich (miembro en aquel momento del taller de Otto Wagner) quien diseñó, a tal efecto, precisamente el llamado Pabellón de la Secession. Tras superar las dificultades impuestas por el ayuntamiento, el edificio se pudo inaugurar en 1898 en la Friedrichstrasse, junto a la Karlsplatz, como edificio provisional para exposiciones artísticas. Por otro lado, la financiación de la construcción del pabellón contó, además de las aportaciones de los propios artistas, con el apoyo de algunos grandes industriales ilustrados que apostaban por la renovación artística, como Karl Wittgenstein (padre del filósofo Ludwig Wittgenstein).
Desde el primer momento, el Pabellón de la Secession se convirtió en un edificio icónico de Viena y del Art Noveau (llamado Jugendstil en alemán) en general, por su gran singularidad, que combina la sencillez formal con la decoración estilizada, destacando la cúpula esférica de bronce, a modo de hojarasca.
El Pabellón ha estado dedicado a la realización exposiciones temporales de arte de vanguardia y contemporáneo desde su fundación hasta la actualidad. Para la 14ª exposición de la Secession, Gustav Klimt (1862-1918) pintó el famoso Friso de Bethoveen (1902) directamente en las paredes del Pabellón. Después de muchas vicisitudes (recordemos únicamente que la pintura debía ser destruida tras la exposición o que el Pabellón quedó reducido a ruinas al finalizar la II Guerra Mundial) se pudo recuperar y volver a exhibir a partir de 1986. En la actualidad se expone en una sala realizada ex profeso, y una tarima convenientemente instalada permite a los visitantes subir hasta la altura de las pinturas para contemplarlas de cerca. El Friso causó una gran sensación en su época, incluso una parte del público lo tachó de incomprensible y obsceno; pero la maravillosa originalidad del Klimt quedó reflejado tanto en la expresividad de los motivos decorativos empleados como en la corporeidad de las figuras humanas, donde los simbolismos -habituales en las pinturas de genio austriaco- forman imágenes evocadoras de gran fuerza poética.
De esta manera, la visita al Pabellón de la Secession nos depara no solo un viaje a la Viena que se estaba reinventado y renovando artísticamente en el momento finisecular, sino también nos permite ver de cerca una de las grandes obras de Klimt, así como asistir a las exposiciones temporales que allí se siguen realizando.

http://www.secession.at/

domingo, 5 de octubre de 2014

Tumbas reales de Vergina (Grecia)

La edad de oro de la arqueología clásica para muchos acabó a la primera mitad del siglo XX, Pero, los grandes descubrimientos arqueológicos de la antigüedad, espectaculares especialmente por tratarse en su mayor parte de preciosos tesoros funerarios intactos, que fueron noticia en el mundo entero y pábulo para leyendas y mistificaciones, como el de la tumba del ínclito faraón Tutankamón (Egipto,1922), se han seguido produciendo a lo largo del siglo XX, Un ejemplo de ello es el Señor de Sipán (Perú, 1987), o las Tumbas reales de Vergina (Grecia, 1977) declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1996. El arqueólogo griego  Manolis Andronikos continuó  las excavaciones que venían desarrollándose desde el siglo XIX en la Macedonia Central, región norteña de la actual Grecia, en busca de la antigua capital del reino macedonio; en 1977, excavando un gran túmulo, descubrió en su interior cuatro magníficas tumbas,saqueadas ya en la antigüedad, pero una de ellas se encontraba intacta, con todos los objetos del ajuar funerario en su interior. Todo esto se puede observar in situ, hoy en día, en la población de Vergina, pues el gran túmulo se ha convertido en museo subterráneo. La infraestructura creada respeta no solo la situación de las tumbas, protegiéndolas, sino también el paisaje que creaban. La entrada es una gran rampa que desciende hacia el subsuelo y que nos predispone a un viaje hacia una oscuridad antigua. Una vez dentro, podremos seguir descendiendo hasta las puertas de las tumbas que, convenientemente iluminadas, nos da la impresión de un auténtico viaje para encontrarnos cara a cara con la antigüedad, concretamente la del siglo IV a. C. -en los momentos de máximo esplendor de aquel reino macedonio que, de la mano de Alejandro Magno, iba a conquistar y someter a toda Grecia y buena parte del Próximo Oriente y el Asia Central hasta las puertas de la India-. Las fachadas de esas tumbas, ocultas durante siglos, en estilo dórico y de mármol, conservan la pintura en todo su esplendor. También, en diferentes salas se muestran todos los objetos encontrados, un tesoro de valor incalculable que muestra un suntuoso trabajo de artesanía, con sarcófagos de mármol, joyas, vasijas, armas y armaduras, pequeñas cabezas de marfil, urnas funerarias o la famosísima arqueta de oro decorada con el sol macedónico, símbolo de aquella monarquía antigua, y que situó la tumba de Filipo II (padre de Alejandro Magno) en aquel lugar.
El visitante de Vergina podrá recorrer, en las cercanías del gran túmulo de las tumbas reales otros sitios arqueológicos, pues allí se encuentran una cincuentena de tumbas más, así como los restos de aquella capital perdida de la antigua Macedonia llamada Egas o Aigai (en griego, Αἰγεαί) con las ruinas de un palacio helenístico. Todo ello nos muestra un conjunto arqueológico impresionante que nos confirmará la importancia real y simbólica que Grecia tiene en nuestra impresión de la Antigüedad.

http://aigai.gr/en/node/16

lunes, 8 de septiembre de 2014

El Museo Sefardí de Toledo

En la actualidad, la mayor parte de los museos que se crean buscan edificios singulares, normalmente de nueva construcción para mayor lucimiento de los arquitectos contemporáneos. Sin embargo, tenemos numerosos ejemplos de museos que han aprovechado edificios existentes que, por su naturaleza, historia o situación, resultan idóneos para crear o recrear icónicamente la idiosincrasia de algunas ciudades. Es el caso del extraordinario Museo Sefardí de Toledo, ubicado en la Sinagoga del Tránsito.
Numerosas ciudades y pueblos, desde Gerona a Hervás (Cáceres), desde Belmonte (Castelo Branco) a Córdoba, muestran la intensidad y la importancia del legado de los judíos en la Península Ibérica hasta su expulsión de España (1492) y de Portugal (1496). Sin embargo, Toledo ha conseguido ser justamente identificada como la ciudad de las tres culturas (cristiana, judía y musulmana) gracias a la recuperación y conservación no solo de la memoria, sino también del legado material y arquitectónico de las comunidades que convivieron en la actual capital de Castilla la Mancha hasta el siglo XV. La sinagoga del Tránsito se llama así porque tras la expulsión de los judíos y la confiscación de sus bienes fue convertida en la iglesia de la Virgen del Tránsito, y es un edificio realmente singular por ser una de las pocas sinagogas antiguas que se conservan prácticamente intactas en España.
El Museo Sefardí se fundó en 1964, aunque no sería hasta 1971, tras muchas vicisitudes, cuando se inauguraría. Tras siglos de ignominia y fomento de la ignorancia y la mentira por parte del Estado y de la Iglesia Católica, era de justicia que España reconociera el legado de los judíos. El Museo Sefardí cumple esa noble e insoslayable función. Por una parte el Museo nos permite entrar en el interior de la antigua Sinagoga de Samuel Leví (su fundador, tesorero y consejero de Pedro I de Castilla) del siglo XIV; especialmente en la gran nave central podemos admirar diferentes ejemplos de arte mudéjar, tanto en la decoración con estuco de los muros y en las celosías de las ventanas, como en el magnífico artesonado del techo a cuatro vertientes. La parte museística se sitúa tanto en salas aparte como en el patio de la sinagoga y recoge una infinidad de objetos, inscripciones, laudas sepulcrales, textos, etc. procedentes de diferentes juderías españolas. Por un lado encontramos todo lo referentes a la liturgia, ceremonias y fiestas judías, lo que nos permite profundizar en las creencias de los judíos españoles; y, por otro lado, podemos observar algunas aspectos de su vida privada y cotidiana, con referencias a oficios, viviendas, cocina, lápidas sepulcrales, ajuares matrimoniales, etc.
En definitiva, el Museo Sefardí de Toledo permite recuperar y mantener viva una parte de la memoria etnográfica y cultural de nuestro país. Más allá de que podamos considerar la expulsión de los judíos un error histórico de magnitudes incalculables (cultural, económica e ideológicamente) para las naciones ibéricas, debemos seguir lamentado el inmenso sufrimiento que se causó a miles de españoles (como un par de siglos después ocurriría con los moriscos) que tuvieron que convertirse al cristianismo -bajo coacción- o abandonar sus casas, sus tierras, sus bienes, su país.

http://museosefardi.mcu.es/

martes, 5 de agosto de 2014

Museo Nacional Etrusco Villa Giulia de Roma

La Ciudad Eterna es, sin duda, el mejor museo del mundo al aire libre, pero también cuenta con una magnífico rosario de museos de todo tipo donde refugiarse, por ejemplo, de las inclemencias estivales de la capital italiana. La Historia y el Arte del antiguo pueblo etrusco (que pobló la actual Toscana, parte del Lacio y de otras regiones italianas, durante la llamada Edad del Hierro, y que fueron predecesores de los romanos en muchos aspectos) tiene en el Museo Nazionale Etrusco di Villa Giulia de Roma un lugar excepcional para su conocimiento.
El museo es excepcional también por el edificio en el que se encuentra, pues la Villa Giulia se construyó bajo el papado de Julio III (1550 - 1555) y es un ejemplo perfecto de una villa renacentista. Se trata de una villa residencial en la que destacaba el jardín, que combina terrazas, escalinatas, fuentes, esculturas, etc. creando una escenografía que evoca la antigüedad clásica idealizada, donde sobresalía el ninfeo, con una exquisita decoración, que se alimentaba de las aguas de un acueducto subterráneo que históricamente había llevado agua a Roma. En el diseño y la construcción de la Villa Giulia participaron los más grandes arquitectos y artistas de la época: Giorgio Vasari, Jacopo Barozzi da Vignola, Bartolomeo Ammannati, etc.
A finales del siglo XIX la Villa Giulia fue convertida en un museo para la realización de exposiciones con el material arqueológico encontrado en diferentes yacimientos de la región romana. El museo fue evolucionando con el tiempo hasta convertirse en la sede permanente del Museo Nazionale Etrusco. Cuenta en la actualidad con una extensa colección de obras de cerámica, bronce, epigrafía, escultura, expuestos por yacimientos o zonas de procedencia (Vulci, Cerveteri, Tarquinia, etc.) donde podremos admirar la maestría artesanal y artística de los antiguos etruscos, haciendo hincapié en sus sorprendentes ritos funerarios, uno de los aspectos que más han atraído al público en general hacia dicho pueblo de la antigüedad. En el museo, además, se encuentran algunas de las obras maestras que su cultura material nos ha legado y que se han convertido en sus símbolos iconográficos, como el famosísimo sarcófago de los esposos de Cerveteri (Siglo VI a. C.) o la estatua de Apolo de Veio, de terracota policromada (siglo VI a. C.).
En definitiva, el Museo Nazionale Etrusco di Villa Giulia nos depara un recorrido arquitectónico, artístico e histórico de gran interés. Por añadidura, cabe decir que al estar situado a cierta distancia del centro de Roma, se puedo disfrutar de la visita sin las aglomeraciones de turistas que asolan la Urbe.

http://www.villagiulia.beniculturali.it/

jueves, 3 de julio de 2014

Termas romanas de Bath (Inglaterra)

La coqueta y residencial ciudad de Bath, situada en el valle del río Avon, al suroeste de Inglaterra, mundialmente conocida por sus aguas termales, cuenta con uno de los testimonios arqueológicos mejor conservados de la antigüedad: sus termas romanas. Se trata de un lugar de gran valor artístico, histórico y arqueológico, en el que el visitante puede viajar en el tiempo hasta los primeros siglos de nuestra era. Las Termas romanas de Bath conservan no solo todo el sistema termal tradicional de piscinas y estancias, con la gran piscina al aire libre, rodeada por una suntuosa columnata clásica, en la que se ha conservada la base de las columnas romanas, o el llamado Baño del Rey: una piscina en la que el agua brota de manera natural a 46ºC, sino que también se puede apreciar las canalizaciones y el sistema de abastecimiento de las aguas subterráneas ideado por los romanos. Además, las Termas cuentan con una parte de museo donde se han reunido una gran cantidad de piezas: joyas, monedas, cerámicas, etc. de época antigua, celta y romana, que se han ido descubriendo a lo largo de los últimos siglos. De todas las piezas allí reunidas, destaca una cabeza de bronce dorado de la diosa Minerva, bellísima masterpiece que nos permite apreciar la calidad artística conseguida en época romana. La cabeza de Minerva se descubrió por casualidad en 1727 y se cree que provenía del templo de Sulis-Minerva existente en la localidad durante la dominación romana y que reunía -de forma sincrética- la devoción de los nativos celtas por la diosa Sulis con la romana por la diosa Minerva.
En 1987 Bath fue incluida en el listado de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y no solo por conservar tan estupendamente sus Termas romanas, sino porque la ciudad cuenta también con vestigios celtas, anteriores a los romanos, así como de otras épocas como la normanda o la tudor, hasta llegar a la época victoriana, cuando la ciudad se puso de moda entre las élites inglesas como lugar de descanso gracias a sus aguas termales, que siguen aprovechándose en la actualidad en infinidad de establecimientos hoteleros.

http://www.romanbaths.co.uk/

jueves, 5 de junio de 2014

Museo Sorolla de Madrid

La capital de España cuenta con un buen número de grandes museos, entre los cuales alguno que podríamos considerar, indudablemente, entre los más importantes del mundo. No obstante, el visitante apabullado ante las grandes instituciones museísticas, puede encontrar en el Museo Sorolla de Madrid un espacio de dimensiones humanas, acogedor y culturalmente atractivo. La sede de dicho museo está situada en la casa que hizo construir el propio Joaquín Sorolla entre 1910 y 1911, y a partir de ese año fue residencia familiar y estudio del pintor en Madrid. El valenciano es uno de los pintores más queridos y admirados tanto a nivel popular como culto en España, cosa extraordinaria en un país que suele desdeñar de lo intelectual. Y es que Joaquín Sorolla consiguió aunar tradición cultural, costumbrismo, maestría, arte, modernidad y respeto por lo popular, ganándose para siempre el favor de los intelectuales y de las clases populares. En el Museo Sorolla de Madrid podremos encontrar pinturas, esculturas y cerámica realizadas por Joaquín Sorolla como, por ejemplo, su precioso cuadro "Madre" que conmemora el nacimiento de su hija Elena. Pero lo más interesante que nos depara este museo es que podemos ver el taller del artista: una gran sala donde se concentran objetos que el pintor reunió en vida, de ambientación evocadora; y también la parte privada: la casa en la que se desarrollaba la vida familiar y que conserva muebles, objetos personales, etc. Así que el visitante no solo puede gozar con la visión del taller y las obras allí expuestas de Sorolla, sino también transitar por una casa acomodada de principios del siglo XX. El museo se abre así como un espacio para el viaje temporal. Por último, el paseo por el jardín que rodea la casa nos deparará una agradabilísima sensación de sosiego, en contraste con la vida agitada que se desarrolla, extramuros, en el Madrid actual. En la pérgola del jardín también podemos ver el busto que Mariano Benlliure hizo del pintor, y que nos recuerda la profunda amistad que les unía.

http://museosorolla.mcu.es/

jueves, 8 de mayo de 2014

La casa taller de Frank Lloyd Wright en Oak Park (Illinois, EEUU)

En el residencial municipio de Oak Park (Illinois), en la periferia de la inmensa Chicago, estableció su primer taller un jovencísimo arquitecto llamado Frank Lloyd Wright (1867-1959) en 1893, tras abandonar su Wisconsin natal; allí adquirió una casa que fue reformando y ampliando hasta convertirla en casa familiar y taller. En ese lugar vivió y trabajó hasta 1909, cuando abandonó a su primera mujer, Catherine Lee "Kitty" Tobin (1871-1959), y a sus seis hijos, uno de los primeros episodios de su turbulenta vida sentimental. 
En aquella época, la ciudad de Chicago vivía su resurgimiento, tras el terrible incendio que la asoló en 1871, y Frank Lloyd Wright contribuyó, con su particular estilo orgánico, considerado el primer estilo arquitectónico genuinamente norteamericano, a convertirla en el referente arquitectónico que atrajo a los mejores arquitectos del siglo XX. Durante los años que residió en Oak Park realizó sus primeros proyectos, como el Unity Temple, y otras casas particulares: la impresionante Casa Winslow o la casa Heurtley, que empezarían a darle renombre y a formar el conjunto arquitectónico que él denominó estilo de las praderas, en el que ensalzaba el espíritu nacional norteamericano combinando el naturalismo de elementos orgánicos como piedra y madera, con las líneas rectas y la ornamentación sencilla y efectiva, consiguiendo siempre unos edificios estilizados y de gran belleza.
En su casa taller de Oak Park podemos ver no solo un exterior que mezcla a la perfección diferentes elementos constructivos y decorativos, incorporando las esculturas que realizó el colaborador de Lloyd Wright, Richard Block, sino especialmente el interior, donde realmente podremos apreciar la originalidad de sus creaciones; así podemos ver espacios tales como el comedor -con los muebles que él mismo diseñó-, la impresionante sala de juegos para los niños, -un espacio que creo para inspirar la creatividad de sus hijos-, la sala octogonal, el taller, etc. Destaca, también en el interior, la decoración con pinturas murales con motivos de las praderas americanas, así como la utilización de maneras y celosías.
La casa taller fue declarada por el gobierno de los EEUU Monumento Histórico Nacional en 1976; y es, sin duda, un lugar excepcional para apreciar la evolución y las primeras obras maestras de uno de los genios de la arquitectura del siglo XX.

domingo, 6 de abril de 2014

Fundación Privada Guillem Viladot de Agramunt

Guillem Viladot (1922-1999), el poeta farmacéutico de Agramunt (Lérida), a pesar de haber nacido y vivido alejado de la siempre efervescente Barcelona, tiene un lugar destacado en las letras catalana del siglo XX, y no solo por su larguísima bibliografía como poeta, ensayista y novelista, sino también por haber sido uno de los pioneros en España, desde finales de los 50, de la poesía concreta o experimental, desde Cataluña y junto a Joan Brossa e Iglésias del Marquet. Durante los últimos años de su vida reunió la mayor parte de sus obras en un céntrico edificio de su población natal, Agramunt, llamado Lo Pardal (el gorrión);  y que, tras su fallecimiento, se transformaría en la sede de la fundación que lleva su nombre y que se ha convertido en un lugar dedicado a la memoria del poeta, pero también dedicado a la poesía visual en general. La Fundación reúne actualmente una gran cantidad de obras de Guillem Viladot, especialmente las que realizó con objetos del campo y de la vida cotidiana, rescatándolos de su posible destrucción, transformándolos, con muy poca manipulación, en poemas objeto gracias a su gran imaginación, su mirada crítica y su capacidad inventiva. Todas estas obras él las llamó genéricamente: Volumetries y podríamos perfectamente calificarlas de esculturas. Justo delante de la puerta de entrada al edificio encontramos la primera obra que nos llama la atención, una gigantesca Q puesta del revés y rodeada de bolas como si fueran puntos: un caligrama materializado. Un recorrido por Lo Pardal nos lleva a descubrir diferentes objetos del poeta: una imprenta antigua, carteles de sus exposiciones, etc, pero la mayor sorpresa nos la depara la innumerable cantidad de obras allí expuestas, que nos llaman la atención por la gran expresividad que el poeta consiguió con elementos muy simples.
Los que quieran visitarla deberán contactar con la oficina de turismo de Agramamunt, pues no siempre está abierta.

http://www.lopardal.com/

sábado, 8 de marzo de 2014

El Museo Victor Horta de Bruselas

Junto a París, Viena o Barcelona, Bruselas está considerada una de las capitales del Art Noveau, -movimiento artístico y arquitectónico de finales del siglo XIX y principios del XX que en España conocemos como Modernismo-, gracias precisamente a su arquitecto más famoso: Victor Horta (Gante, 1861 - Bruselas 1947).
El visitante de la capital belga que quiera alejarse del centro de la ciudad, de su abigarramiento ecléctico y funcionarial, de su Grand Place y de las multitudes frente al Manneken Pis, de su distrito europeo o de los imponentes Museos Reales de Bellas Artes, puede realizar una visita más original y acercarse al Museo Horta, situado en lo que había sido su casa y taller de arquitectura, en el distrito de Saint-Gilles. El Museo se encuentra situado en la Rue Américaine, muy cerca de otros edificios diseñados por el propio Victor Horta, como la famosa Casa Tassel, y ocupa dos solares que el arquitecto belga aprovechó para construir una obra que él mismo había proyectado para cumplir la doble función de domicilio y taller; y, como no podía ser de otra manera en un arquitecto del Art Noveau, también se encargó de la decoración y el mobiliario hasta el mínimo detalle. 
De esta manera, al visitar el Museo Horta no solo podemos apreciar el refinamiento barroco, sinuoso y naturalista de uno de los arquitectos más representativos del Art Noveau, sino que también entramos en una casa particular -que había sido habitada por el arquitecto y su familia- de principios del siglo XX perfectamente conservada. Además, podemos observar la elegancia y la funcionalidad de los muebles, el aprovechamiento de la iluminación natural, así como la conexión entre los diferentes espacios, y deleitarnos con la decoración interior, compuesta por elementos como vitrales, pinturas murales, delicados mosaicos, etc. que completan el armonioso conjunto de esta casa museo. En su exterior, la fachada doble -ejemplarizando a la perfección la dualidad funcional del edificio- muestra una gran gracilidad, gracias a la amplitud de los ventanales y al juego de formas asimétricas y de materiales.
Al fin, este edificio no es solo una de las obras cumbres de un arquitecto y una obra representativa de un estilo artístico, también nos muestra el crecimiento, la bonanza económica y desarrollo burgués que tuvo lugar en Bruselas a principios del siglo XX, en parte propiciado por la terrible explotación de la entonces colonia belga del Congo.

http://www.hortamuseum.be/

miércoles, 12 de febrero de 2014

El Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca

Cuando en 1966 se inauguró el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, muy pocas, por no decir ninguna, de las ciudades españolas tenían un museo de arte contemporáneo. La iniciativa partió del insigne Fernando Zóbel, aportando su colección privada, y contó con la colaboración de Gustavo Torner y Gerardo Rueda, los tres fundadores del museo que, gracias a un acuerdo con el Ayuntamiento de Cuenca, pudieron adecuar las famosas Casas Colgadas como sede de la institución. Sin duda, la localización del Museo es otro de los platos fuertes que nos depara su visita, y nunca mejor dicho porque las Casas Colgadas sobre la Hoz del río Huécar son un lugar incomparable, único en España, con cierto parecido a los monasterios ortodoxos de Meteora en Grecia, y crean una de las imágenes más icónicas de la ciudad de Cuenca.
En 1980, Fernando Zóbel donó su colección a la Fundación Juan March, institución que a partir de aquel momento se encargaría de gestionar el Museo, además de completar e incrementar sus fondos permanentes, asegurando su continuidad.
El Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca es una pieza fundamental para entender el arte contemporáneo español de la segunda mitad del siglo XX. Cuenta con obras cumbres como la tremendista Brigitte Bardot de Antonio Saura, esculturas de Chillida y Oteiza, el aéreo y poético Ornitóptero del mismo Zóbel, el oscuro y solemne Sarcófago para Felipe II de Manuel Millares, o la grave y despojada Grande Equerre de Antoni Tàpies, entre otras muchas obras. Grupos como El Paso, Dau al Set o Crónica, que renovaron por completo la manera de hacer y vivir el arte en la España gris de los años cincuenta y sesenta, están perfectamente representados.
La inmejorable y aireada disposición de las obras dentro del edificio, así como las ventanas que abren la mirada al exterior de las Casas Colgantes, hacen de la visita al Museo un ameno diálogo con el arte abstracto español, entre el espacio y unas sensibilidades enriquecedoras, a veces rotundas, a veces ligeras.

http://www.march.es/arte/cuenca/

martes, 14 de enero de 2014

El museo del Distrito Sexto de Ciudad del Cabo

No, no busquen el Distrito Sexto en ningún mapa actual de Ciudad del Cabo, no existe; o mejor dicho, dejó de existir en los años 60 del pasado siglo debido a que las leyes raciales, que imperaron en Sudáfrica durante varias décadas, prohibían explícitamente la existencia de barrios o áreas de residencia en las que convivieran personas de diferentes razas. Y es que el Distrito Sexto, a pesar de haber representado en muchos aspectos un barrio marginal, no sólo había sido un lugar de convivencia entre personas de diferentes razas, donde vivían especialmente personas mestizas, también era un lugar en el que artistas de todo tipo se habían ido estableciendo, atrayendo a una cierta bohemia liberal que huía de las estrictas exigencias morales de la élite blanca protestante. Pero, en 1966 aquella vibrante vida comunitaria tuvo su final, pues se determinó que el Distrito Sexto, seguramente por su cercanía al centro de la ciudad y al área portuaria, fuera declarado "área blanca", lo que conllevó la destrucción de todo el barrio y el desplazamiento y la separación de las miles de personas que en él vivían.
El actual Distric Six Museum se encuentra en el centro de Ciudad del Cabo. Se fundó en 1994 con el mandato de recoger la memoria existente sobre aquel Distrito Sexto, aportando luz a la compleja realidad, que las leyes del apartheid querían negar, de una población mestiza que siempre había avergonzado a la minoría blanca, pues evidenciaba la existencia de relaciones interraciales. Además, el Museo permite un recorrido ameno, didáctico e interactivo por los aspectos de la vida cotidiana en la Sudáfrica de los años cincuenta y sesenta, y guarda un sinfín de objetos, carteles y fotografías de aquella época.
La nación multicolor que es hoy Sudáfrica necesita recordar aquellos espacios de convivencia del pasado para conseguir imaginar, por difícil que parezca la empresa, un futuro pacífico y armonioso. Visitando el Distric Six Museum uno tiene la sensación de que, efectivamente, los sudafricanos lo van a conseguir perdonando, pero sin olvidar ni maquillar la gravedad del sistema dolorosamente inhumano, aberrante y artificial, que se impuso en su nación en la época del apartheid.

http://www.districtsix.co.za/

jueves, 2 de enero de 2014

La Fundación Arpad Szenes - Vieira da Silva de Lisboa

Cerca de la céntrica, hotelera y circular Praça do Marquês de Pombal, se encuentra una más pequeña, rectangular y coqueta, la Praça das Amoreiras, lejos del bullicio y el tráfico de la primera, lejos incluso de la nueva e impersonal urbanidad lisboeta, parece que nos encontremos en una plaza de pueblo, de cualquier pueblo de Portugal. En la Praça das Amoreiras de Lisboa podemos encontrar, además de un lugar tranquilo y agradable para pasear -aunque ya sin las moreras que le dieron nombre-, además de la colina por donde pasaba el imponente acueducto -conservado en su mayor parte- que traía el agua a la ciudad, una antigua fábrica de tejidos del siglo XVIII reconvertida desde los años 90 del siglo XX en la sede de la Fundação Arpad Szenes - Vieira da Silva; un edificio elegante, sobrio y funcional, un lugar dedicado a la memoria y la reivindicación de esta pareja de artistas universales, un lugar en el que la nación lusitana puede expiar la vergüenza de haberle negado el pan y la sal a la pintora portuguesa más importante del siglo XX, por haberse casado con un judío húngaro. Eso sucedió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Maria Helena Vieira da Silva y su marido, Arpad Szenes, huyendo de la ocupación alemana de Francia, recalaron en un Portugal que no sólo se negó a darles refugio sino que los humilló hasta el extremo de quitarle la nacionalidad a Maria Helena. La Segunda Guerra Mundial es historia, al igual que el régimen dictatorial del profesor Salazar, pero el amor y la obra de esta pareja de artistas, que sobrevivieron a tantas vicisitudes, pervive actualmente gracias a instituciones como esta fundación lisboeta. En ella podremos visitar una exposición variada de la obra de ambos, pintores fundamentales de la primera parte del siglo XX, pertenecientes a la llamada escuela de París. Aunque en el caso de Maria Helena no encontremos aquí sus grandes y más conocidas obras, repartidas por colecciones privadas y por los mejores museos de arte contemporáneo del mundo entero, como el Pompidou de París  (donde se puede ver su obra maestra: "La Partie d'échecs", 1943) o la Tate Gallery de Londres (que expone su "Chambre gris" 1950); sin embargo, la Fundação sí guarda alguna obra importante de su época final, como "Au fur et à mesure" (1965), donde continuó indagando en su búsqueda espacial, llena de trascendencia geométrica y simbolismo humanista, y donde podemos admirar la energía indomable de esta fascinante, frágil e incansable mujer de ojos inmensos.

http://fasvs.pt/