Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Museo del Tratado (Tordesillas, Valladolid)

Frente al río Duero, en su camino hacia Portugal, en la localidad castellana de Tordesillas podemos encontrar las llamadas Casas del Tratado. Hacia tiempo que quería visitarlas porque desde siempre me ha parecido fascinante el Tratado de Tordesillas, y no porque —como habitualmente se dice y hemos estudiado— Castilla y Portugal se dividieran el mundo, sino porque dos reinos, dos países, se pusieron de acuerdo y pactaron unas reglas, por primera vez en la historia, para evitar futuros conflictos o disputas territoriales. ¿No es eso magnífico? Desgraciadamente, como los españoles nos explicamos tan mal nuestra historia a nosotros mismos, no somos capaces de ver las cosas a resaltar y de las que sentirnos orgullosos (que no son, precisamente, las de nuestro pasado colonial o conflictivo), y por tanto no sabemos reivindicar y valorar lo que, realmente, asombraría al mundo.

Las Casas del Tratado son, en realidad, dos palacios nobles, uno del siglo XV y otro del siglo XVII, que en 1994 fueron rehabilitados con el fin de rememorar o celebrar los 500 años de la firma del tratado de Tordesillas en 1494. Fue entonces cuando nació o se montó el actual Museo del Tratado.

Entramos bajo los blasones del palacio más antiguo y lo primero que nos encontramos es con unas vitrinas en las que se han reproducido las tres carabelas que llevó Colón en su primera expedición en busca de las Indias. Continuamos hacia las salas interiores de las Casas, que han sido acondicionadas como museo moderno e interactivo. Aquí se han colocado reproducciones tanto de mapas famosos anteriores a la era de los descubrimientos, como facsímiles de los elaborados con posterioridad al descubrimiento de América. También se han reproducido las páginas del tratado mismo, así como algunas naves de la época, blasones, etc. Ninguna de las obras son originales aquí, todo son reproducciones y no siempre de buena calidad. Aunque, eso sí, todo está conveniente explicado con unos grandes plafones. En realidad, las mismas Casas resultan históricamente irrelevantes, pues no es seguro que las embajadas plenipotenciarias de Portugal y Castillas se reunieran en ellas. Lo cierto es que muy cerca de aquí se encontraba el palacio real en el que estuvo muchos años recluida la reina Juana (llamada la loca) y tal vez fue ahí donde se reunieron. Tampoco eso es seguro. El caso es que lo único que queda actualmente de aquel palacio real forma parte hoy del Real Monasterio de Santa Clara, un monumento del Patrimonio Nacional famoso por su arquitectura mudéjar. 

Seguimos recorriendo las Casas, y junto a un patio, en una sala con una gran puerta que da al exterior, vemos una foto gigantes de los festejos que se organizaron en Tordesillas en 1994: los reyes Juan Carlos y Sofía junto a Mário Soares, presidente entonces de la República Portuguesa, y su esposa saludan al gentío reunido en las calles. En otro pequeño patio adjunto encontramos grandes maquetas de monumentos de Castillas y León como el Archivo de Simancas o alguna catedral.

Después, recorremos Tordesillas y nos alegra ver que en las calles estrechas de su casco viejo y en la misma plaza Mayor, lucen banderas de Castilla y escudos de Portugal colgados aquí y allá. Al menos los tordesillanos tienen muy presente que el famoso tratado puso su localidad en todos los libros de Historia.

http://www.tordesillas.net/-que-ver-/guia-de-museos/-/asset_publisher/U5fvla2vJBJH/content/museo-del-tratado-de-tordesillas/23202

Museu da Terra de Miranda (Mirando do Douro, Portugal)


Atravesamos el Duero por la carretera que pasa sobre la presa de Miranda. Ante nosotros el asfalto sube en curvas cerradas hacia Miranda do Douro. Pero enseguida llegamos a la ciudad. Abajo queda el río Duero, frontera natural entre España y Portugal, serpenteando entre los altos muros que forman aquí los llamados Arribes.

Hace un sol de justicia, caminamos por la calles en busca de algún lugar para refugiarnos. Lo encontramos rápidamente; el Museu da Terra de Miranda en la plaza Don Joao III llama nuestra atención.

Desde hace mucho esta esquina de Portugal ha despertado mi curiosidad: es la única parte del país luso que reafirma su personalidad diferenciada a través de una lengua propia: el mirandés. Enseguida me percato de que en las calles se ve algún que otro cartel bilingüe. Según parece, este idioma tiene un origen común con el asturleonés que en algún momento de la historia se hablaba desde las costas de Asturias hasta el Duero, por las tierras de Zamora, León y Salamanca. Por tanto, creo que un museo dedicado a la etnografía de esta región puede ayudarme a conocer un poco más esta realidad bilingüe actual.

El edificio parece el más antiguo de la plaza, es del siglo XVII, y conserva una arquitectura tradicional. En realidad se trata de dos edificios, uno con dos arcos y una balconada con columnas encima, y el otro más austero, muestra una inscripción y un escudo de Portugal sobre el dintel de una puerta. Todo me recuerda a la arquitectura tradicional gallega. Al parecer, había sido sede municipal y en algún momento también había servido de cárcel. Desde 1982 es la sede del Museu da Terra de Miranda.

Entramos por uno de los arcos y nos encontramos a dos señoras detrás de un mostrador. Pagamos la entrada y nos indican que podemos pasar a las salas. Una de las señora nos acompaña. Pienso primero que lo hace para guiarnos y para explicarnos algunas cosas, pero en realidad nos está vigilando, pues las piezas se exponen sin protección y el museo no dispone de videovigilancia. Las colecciones que componen el museo muestras el instrumental típico de los oficios de antaño: cacharos de cocina, telares de madera, herramientas del campo, cerámicas tradicionales, etc. En una de las salas, una gran cómoda nos llama la atención. La señora que nos acompañada a cierta distancia nos dice que se puede convertir en cama. Las cartelas en cada sala están en dos idiomas: mirandés y portugués, me fijo en lo escrito en mirandés, descubro el parecido con el poco asturiano que conozco. De repente, me llama la atención el inicio de una de las palabras con "ÇQ" y le pregunto a la señora-vigilante cómo se pronuncia. Ella se muestra algo sorprendida e incómoda con mi pregunta y me responde que no habla mirandés. 

En otras salas nos encontramos una exposición fotográfica temporal titulada "Máscaras ibéricas". Vemos en los carteles que está patrocinada por la Unión Europea, la República Portuguesa y por la Junta de Castilla y León. Efectivamente, aquí se muestran imágenes de fiestas populares en el que se usan las máscaras típicas del carnaval de diferentes parte del norte de la península. Recuerdo el entroido gallego y otras festividades ancestrales y precristianas donde las máscaras han contribuido a darles una personalidad artística propia.

Antes de salir del museo me fijo en si venden algún libro, tal vez en lengua mirandesa, pero tan solo tienen un aparador con unas pocas cosas de artesanía local. Espero y deseo que la cultura y la lengua mirandesa no haya quedado reducidas a lo que se muestra en este museo. 

https://www.visitportugal.com/es/NR/exeres/5B2AE1AF-CCEF-4C08-A809-819AE7DEB4C3