Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

lunes, 14 de octubre de 2019

Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio (Japón)

El calor comienza a ser insoportable y pasear a pleno sol por los jardines del Palacio Imperial de Tokio no nos convence demasiado, así que con paso decidido salimos del inmenso parque en el que, ni por asomo, hemos visto lo que veníamos a ver: el palacio del emperador. Lo que sí hemos visto en la guía es que muy cerca de aquí se encuentra el Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio, o MOMAT, y nos acercamos para verlo con la fundada esperanza de que nos acoja felizmente con, su imprescindible a estas horas, aire acondicionado. El edificio es moderno y no parece tener gran interés por fuera. Compramos la entrada en una pequeña taquilla, casi tan pequeña y camuflada en la fachada que en un primer momento no la vemos y entramos como Pedro por su casa en el Museo, pero el personal de recepción, algo sorprendidos, nos indica que primero debemos pasar por taquilla, y nunca mejor dicho. Al fin, con nuestra entrada en la mano, recorremos las salas del museo y vemos algunas obras curiosas, aunque solamente nos parecen atractivas las más genuinamente japonesas, o lo que nosotros pensamos que es genuinamente japonés: en concreto unos grandes paneles con caligrafía oriental. La escritura china y japonesa, en su variante artística, siempre me ha atraído: sus trazos rotundos y grandes, su pátina milenaria, el enigma de su significado. Seguimos por salas donde el arte contemporáneo de autores japoneses nos parecen copias de artistas contemporáneos europeos. También hay aquí unas pocas obras de autores occidentales, como un móvil de Calder y unas esculturas de Moore. En una gran estancia con sillas nos topamos con una pantalla en la que se está proyectando la grabación de una perfomance realizada en el propio museo: dos personas mueven grandes cajas de cartón vacías, las típicas para hacer mudanzas, de un lugar a otro, a veces forman una pared, otras una montaña caótica, a veces se mueven a gran velocidad y otras muy lentamente; nos resulta simpática esta representación artística o humorística del trabajo en general. A continuación subimos por unas escaleras, en el piso superior encontramos la joya de la corona del Museo: una terraza cerrada con vistas magníficas a los jardines del Palacio Imperial. Unas cómodas sillas nos permiten descansar un rato; en este lugar admiramos la amplísima perspectiva que tenemos ante nosotros: el foso con agua, que rodea todos los jardines, con los puentes por encima frente a las entradas, la inabarcable extensión verde de árboles, setos, flores y muros con grandes sillares, un pedazo de naturaleza y del Japón tradicional que contrasta aquí, en medio de la ciudad ultramoderna, con el asfalto, el vidrio y el hormigón que lo rodea por completo. Agudizamos nuestra vista, pero ni siquiera desde aquí arriba se llega a ver el palacio en el que vive la familia imperial.

https://www.momat.go.jp/english/