Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

miércoles, 19 de junio de 2019

Fundación Maeght, Saint-Paul-de-Vence (Francia)

Tras pasar unos cuantos días recorriendo Alemania y los Países Bajos, volvemos hacia el sur desde París en un tren nocturno que nos lleva hasta la Provenza. Es agosto de 1995. En Niza tomamos un autobús de línea que nos lleva hasta el pintoresco pueblecito de Saint-Paul-de-Vence. Hemos venido hasta aquí para visitar la Fundation Marguerite et Aimé Maeght, y más concretamente la exposición estrella del verano: Bacon-Freud Expressions. No nos importa haber atravesado toda Francia en un tren sin literas, no nos importa haber dormido poquísimo, no nos importa cargar con las mochilas (que hemos podido dejar en la consigna de la estación de Niza), no nos importa alejarnos de la cosmopolita, luminosa y salina Promenade des Anglais, preferimos ir directamente a ver una exposición de arte contemporáneo. La fundación se inauguró en 1964 y es el gran legado que dejaron Marguerite y Aimé Maeght, los marchantes de arte europeos más importantes de su época. Lo primero que sobresale cuando nos acercamos a la Fundación es el edificio, obra del barcelonés universal Josep Lluis Sert. En la entrada, las bóvedas catalana nos dan la bienvenida, al igual que en la Fundación Miró de Barcelona. La arquitectura de Sert es sencilla, limpia, al servicio no de sí misma sino de lo que quiere contener, en este caso las obras de arte. Sobresalen aquí los tejados, formando inmensos canalones abiertos hacia el cielo, como grandes cuernos de bóvido, tal vez homenaje a los famosos toros de la cercana Camarga, Por el jardín vamos viendo esculturas monumentales de Miró, Braque o Calder, fuentes de Pol Bury. Nos atraen las figuras estilizadas de Giacometti, inconfundibles, estáticas o andando, son ancestrales, parecen que siempre han estado ahí, como si hubieran sido creadas en la antigüedad y, recientemente, descubiertas en un yacimiento. Pinos y esculturas, patios y cerámicas de Miro formando paredes, todo encaja de manera libre y natural, a diferentes alturas. Estamos en una ambientación muy mediterránea. En el interior, al fin encontramos la gran exposición temporal que hemos venido a ver. Pasamos un poco de largo por las obras de Lucian Freud y vamos corriendo hacia las de Francis Bacon: han traído hasta aquí algunas de las más importantes, sus deformes figuras, sus rostros reconstruidos después de haber sido destruido, nos atraen y horrorizan al mismo tiempo. No hay nada seguro en Bacon, el irlandés creaba obscenidades violentas, matéricas, bellezas imposibles, liminares, sin acomodo. Al salir, nos reencontramos con la luminosidad extrema de la Provenza. No podemos demorarnos mucho más, por la noche tenemos que coger otro tren nocturno, pero esta vez en dirección a Portbou, ahora sí de vuelta a casa.

https://www.fondation-maeght.com/