Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Parque Arqueológico y Museo de Gavà (Barcelona)

Tras pasar junto a un grupo de gente que hace cola frente a una churrería llegamos a la entrada al Parque Arqueológico de las Minas de Gavà. La gran infraestructura moderna y de diseño que alberga el parque prehistórico contrasta dramáticamente con la monotonía de los bloques de pisos que la rodean y ocultan. Además, uno esperaría que la entrada a una mina de la antigüedad estuviera en cualquier lugar menos en medio de un barrio populoso. Aquí no hay nadie esperando, así que en cuanto llega Eduardo entramos en el edificio.
Gavà creció desmesuradamente durante los años del desarrollismo, como tantas otras ciudades dormitorio en torno a Barcelona, para acoger a los miles de emigrantes que llegaban de otras partes de España. Fue entonces cuando se comenzó a urbanizar la zona llamada Can Tintoré, a mediados de los años setenta del pasado siglo, y se descubrieron una serie de pozos profundos y galerías en el subsuelo que, rápidamente, fueron identificados como de época prehistórica. Los arqueólogos estuvieron desde entonces y hasta mediados de los años noventa excavando y estudiando el yacimiento. Al finalizar sus trabajos se comenzó a dar forma al complejo del Parque Arqueológico, que se inauguró en el 2007, para permitir no solo su conservación sino también su divulgación y visita a unas minas únicas en toda Europa por su antigüedad.
Iniciamos nuestro recorrido con la esperanza no solo de un descenso hacia las profundidades sino hacia un pasado muy remoto. Pero lo primero que encontramos es una serie de cubículos donde podemos ir viendo audiovisuales en torno a la vida de nuestros ancestros prehistóricos, se nos explica cómo cazaban, cómo curtían la piel, cómo hacía puntas de flecha y hachas de piedra, cómo daban forma a la cerámica, y cómo y porqué comenzaron a excavar y explotar estas minas. También encontramos explicaciones del entorno de esta zona en época neolítica, durante el periodo en el que estuvo en explotación la mina (hace unos 6.000 años) hasta que se cubrió y desapareció cualquier recuerdo de su existencia, todo con un cariz muy educativo. Cuando, por fin, parece que vamos a entrar en el yacimiento propiamente dicho, nos encontramos que solo podemos ver una serie de pozos y galerías desde la parte superior. No obstante, como substituto, en el Parque se ha construido la reproducción de una sección subterránea de la mina. Tras ponernos y ajustarnos unos cascos amarillos de mineros, un atrezzo muy adecuado, especialmente para Eduardo por su considerable altura, bajamos por unas escaleras a unas galerías muy bien ambientadas. Unas luces convenientemente colocadas nos van descubriendo los diferentes hitos de la mina: se descubrió que algunas galería en desuso fuero utilizadas para realizar enterramientos y, por otro lado, se han colocado vetas de los diferentes materiales que se podían extraer de las minas, especialmente de la variscita, un aluminofosfato de tonalidades verdosas que se usó exclusivamente para realizar adornos.
Yo salgo del Parque Arqueológico un poco decepcionado por no haber podido entrar en las minas verdaderas. No obstante tenemos la oportunidad de ver la auténtica joya de la corona encontrada en este yacimiento, la llamada Venus de Gavà, en el museo de la localidad. Tras un breve paseo, llegamos a la entrada de la Torre Lluc, una antigua casa señorial convertida en museo en 1975. En la planta baja, una exposición temporal de pinturas en homenaje a Leonardo da Vinci, algunas pretendidamente sofisticadas y otras de trazo infantilista, me produce algo de vergüenza ajena. Al fin, en la planta superior podemos encontrar la exposición permanente: un paseo por la historia de la localidad a través de su paisaje, usos y oficios, hasta llegar a la actualidad, con algunas fotos y vestigios de la Guerra Cívil y del arrollador crecimiento urbano de los años sesenta y setenta. En la sección prehistórica nos encontramos con cerámicas encontradas en la mina, así como un cráneo trepanado. En una hornacina y sobre un pequeño pedestal se expone la Venus. Se trata de una pieza cerámica de pequeño tamaño y en color negro, encontrada a trozos en varios niveles del yacimiento y reconstruida. Destacan sus grandes ojos y sus pechos puntiagudos, así como unos bracitos que rodean su vientre. Los estudiosos han interpretado que se trata de la representación de una diosa embarazada, una divinidad de la fertilidad, muy común de la época neolítica y emparentada con otras figurillas similares encontradas por toda Europa como la venus de Willendorf o la de Lespugue. A pesar de su rudimentaria apariencia tiene la expresividad de lo auténtico.
Al salir del Museo vemos terrazas llenas de gente y recordamos que es sábado, la hora del aperitivo. Nosotros acabamos nuestra visita a la localidad comiendo una excelente paella en el restaurante de unas pistas de pádel. Es cierto, concluimos, en Gavà las cosas interesantes está siempre en lugares inesperados.

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