Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

sábado, 16 de diciembre de 2023

Museo Arqueológico de Estambul (Turquía)


 







Solamente hace falta apartarse un poco de la riada de turistas que se dirigen hacia la entrada del palacio del sultán, el famoso Topkapi, para encontrarse con el magnífico edificio del Museo Arqueológico de Estambul. La primera sorpresa nos la encontramos en los jardines del museo: un rimero de grandes sarcófagos de época clásica, helenística y bizantina se distribuyen frente a la fachada, creando un bosque pétreo impresionante. Todos son magníficos y, seguramente, en otro país estarían dentro del museo y no fuera. Pero este museo tiene tantísimas obras excepcionales que, efectivamente, estos sarcófagos no tienen un lugar destacado en la historia o en la historia del arte y, por tanto, pueden quedarse a la intemperie.

Así es, este museo se encuentra junto al palacio de Topkapi porque su construcción fue promovida por los sultanes otomanos, a finales del siglo XIX, para dar cabida a la gran cantidad de colecciones arqueológicas que iban llegando desde todo aquel imperio a la capital en la gran época de los descubrimientos arqueológicos. Cabe decir que la actual Turquía es solo una parte de aquel basto imperio gobernado desde aquí, que cayó, como tantos otros, con la I Guerra Mundial. También, podríamos decir que, el tiempo trascurrido desde la creación de la moderna república (que trasladaría la capitalidad a otra ciudad turca), es solo una pequeña fracción en la historia de estos vastos territorios. Así que en el museo podremos encontrar algunos de los vestigios más significativos de las antiguas culturas que convivían o se fueron sucediendo o lucharon entre ellas en los espacios que dominó el Imperio Otomano, especialmente en Asia Menor y el Próximo Oriente. 

Al penetrar en el museo lo primero que nos encontramos es una lección pétrea y de calidad excepcional de la historia de la escultura griega: desde los arcaicos kuroi y korai vamos avanzando hacia el clasicismo más idealizando y, un poco más adelante, nos adentramos por el manierismo avant la letre de las obras de época helenística. Cada una de las estatuas aquí expuestas es de una importancia capital. Uno no puede dar un vistazo general y seguir hacia la siguiente sala, debe detenerse y admirar los detalles y dejarse llevar por una profunda impresión: deleitarse con algunos de los fundamentos del arte, y por extensión de la cultura occidental, que colocaron al ser humano como medida de todo.

Después de recorrer con admiración la gran colección de escultura griega antigua, todo lo demás podría parecer superfluo; pero debemos seguir adelante dispuestos a descubrir otras maravillas. Porque quedan más cosas excepcionales dentro del museo; las buscamos: el llamado sarcófago de Alejandro, con unos bajorrelieves fantásticos en los que se narran diferentes batallas de las campañas del macedonio en Asia; o las colecciones provenientes del yacimiento que, según Schliemann, había sido la antigua Troya (tema arqueológico cuya discusión dio para mucho en el pasado y que hoy parece olvidado u obviado en el apartado de los mitos). 

Seguimos nuestro recorrido y volvemos a maravillarnos ante los fragmentos aquí conservados de las puertas de Babilonia, con frisos de leones y grandes toros babilónicos, así como con la colección de objetos y bajorrelieves hititas, pertenecientes al enigmático pueblo que se enfrentó a los antiguo egipcios en una de las batallas más famosas de la antigüedad: Qadesh, de la que ambos bandos se consideraron vencedores, pero que acabó con el tratado del mismo nombre, nada más y nada menos que el primer tratado de paz conocido de la historia de la humanidad. Aquí es encuentran, precisamente unos pedazos de una gran tablilla que contenían la versión en lengua hitita (en escritura cuneiforme) del tratado.

Hay muchas más salas para colecciones de otras culturas anatolias, tracias, bizantinas, etc. Al fin, las plantas superiores, las colecciones de cerámica, tapicería, azulejos y arte otomano de diferentes épocas no despiertan tanto interés para nosotros.

Al salir a la soleada Estambul, entre los jardines que dan acceso del palacio de Topkapi, nos volvemos a topar con la riada de turistas que avanzan hacia la entrada del palacio. Ahora nosotros vamos en dirección contrario, de nuevo al encuentro de la ciudad milenaria, moderna, vetusta, ajada, febril, siempre nueva y antigua, puerta entre oriente y occidente, internacional y bicontinental y construida sobre capas infinitas, una ciudad eterna como Roma.

https://muze.gen.tr/muze-detay/arkeoloji