Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

miércoles, 6 de enero de 2016

Museo Yámana de Ushuaia (Argentina)

En el extremo sur de América, en la Patagonia, vivió un pueblo indígena llamado Yámana o Yagán. Los primeros exploradores españoles que se aventuraron hacia sur del continente habían llamado genéricamente fueguinos a los habitantes de aquellas tierras remotas e inhóspitas, porque al dirigir hacia allí sus miradas veían únicamente columnas de humo, por lo que se imaginaban que eran tierras habitadas por personas que hacían grandes fogatas; y así llamaron a aquellos territorios ignotos como Tierra del Fuego. Sin embargo, la lejanía de las tierras colonizadas más al norte, permitió a estos pueblos mantenerse aislados y, por tanto, libres e intactos hasta mediados del siglo XIX, cuando una serie de misioneros británicos se asentaron en la zona para cristianizarlos. Lamentablemente, el encuentro con los misioneros protestantes fue el principio del fin para todos aquellos pueblos originarios, aunque es gracias a ellos que hoy tenemos testimonios escritos sobre sus vidas y costumbres. 
Nosotros descubrimos la existencia de los Yámana, palabra que en su idioma significa "ser humano", uno de los pueblos que se encontraba en la Tierra de Fuego, a ambos lados del canal de Beagle, a nuestra llegada a Ushuaia. Aquí todo lleva la coletilla de "fin del mundo": uno puede subirse al tren del fin del mundo, o visitar la prisión del fin del mundo. Pero aquello que Jules Verne bautizó como El faro del fin del mundo se encuentra mucho más al sur y en territorio chileno. Para los argentinos de hoy, tal y como pasaba con los romanos en las costas de Galicia, no cabe duda e insisten en que estamos en la ciudad más al sur del mundo, capital de la provincia argentina de Tierra de Fuego y cuyo nombre proviene de la expresión yámana "bahía profunda", aunque al otro lado del canal de Beagle siga habiendo más tierra, pero se trata de territorio chileno.
En medio de la anodina arquitectura moderna y pretendidamente cosmopolita de Ushuaia, nos encontramos un museo pequeño dedicado al pueblo yámana. Su sencillez exterior, una casa de madera pintada en colores pastel, ajena al "fin del mundo" como eslogan turístico, nos atrae poderosamente. El museo fue inaugurado en 1999 con el nombre de Museo de Maquestas Mundo Yámana, y efectivamente aquí se siguen exhibiendo una serie de maquetas, con representaciones a pequeño tamaño de la vida de este pueblo indígena, a la manera de dioramas como escenas de pesca y de caza, ceremonias, poblados, etc. También se conservan algunos vestigios materiales, como herramientas de pesca, abalorios, pieles, etc. Pero lo que más llama nuestra atención es la reproducción a gran tamaño de parte del legado fotográfico de los misioneros británicos que llegaron a estas tierras a finales del siglo XIX, y que nos muestras la genuina comunión de aquellos pueblos indígenas con una naturaleza dura pero que les proveía de todo lo necesario y, por tanto, su capacidad de supervivencia en un clima tan adverso.
Según se nos informa en el Museo, de los antiguos yámanas tan solo queda hoy algunas trazas genéticas en los habitantes tanto de las provincias argentinas como de las chilenas de la gran región patagónica, así como una artesanía que dota a la zona de cierta originalidad artística. Pero su mundo desapareció hace tiempo. Más allá del folklorismo autóctono y la preservación de la memoria indígena, este Museo nos muestra un tema de plena actualidad: el respeto y la preservación de las comunidades indígenas debe prevalecer por encima de cualquier ansía "civilizadora".