Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Museo Nacional de Tokio (Japón)

 


Amanece en Tokio con el cielo muy oscuro. En días de lluvia lo mejor es refugiarse en algún museo que nos proporcione un techo y actividad durante varias horas. Salimos del hotel convenientemente equipados con chubasquero y paraguas, y nos dirigimos a coger un tren de la línea Yamanote que nos acerque al parque Ueno. La lluvia no cesa cuando llegamos y vamos a paso firme directos al Museo Nacional de Tokio: una gran institución museística que nos dará cobijo en este día de aguaceros otoñales. No parece que haya mucha gente comprando la entrada para acceder a su interior. Para nuestra suerte, no a todos los turistas les gusta visitar museos, ni siquiera cuando diluvia.

Entramos en el edificio principal, que data de los años treinta del pasado siglo y tiene un aire ciertamente art déco, aunque los tejados son de estilo tradicional japonés, a cuatro aguas. Lo recorremos pasando por las diferentes salas y galerías. Aquí hay desde espadas y armaduras de samuráis hasta kimonos bellísimos; también vemos piezas encontradas en yacimientos prehistóricos, como una impresionante estatuilla de cerámica del período llamado Jomon, con unos ojos gigantes: se trata de una figura femenina de anchas caderas y cintura de avispa Venus ancestral hermanada con tantas otras, como la encontrada en Willendorf (Austria), mundialmente famosa porque los adalides del esoterismo galáctico internacional quieren ver en ella a un extraterrestre y no a un ser humano, y es que unos ojos inmensos en un figurilla tan pequeña le proporcionan, efectivamente, un aspecto algo raro. Otra de las artesanías que más llaman nuestra atención son las máscaras de teatro Noh, algunas del siglo XVIII, así como algunas piezas de porcelana de lo más refinadas.

También se pueden admirar paneles o biombos pintados al más puro estilo japonés. Algunas de las piezas más antiguas son paneles provenientes de China, decorados con una caligrafía de trazos muy expresivos. Al fin, encontramos una sala dedicada a la pintura japonesa de época más moderna, donde destacan las pinturas de Hokusai de tipo Ukiyo-e, que nos reconfortan y atraen poderosamente; aunque también hay lienzos de artistas contemporáneos con una evidente influencia occidental junto a los que pasamos corriendo.

Al lado del edificio principal se sitúa otro dedicado al arte oriental en general. En este encontramos una gran cantidad de estatuas budistas provenientes de toda Asia y de diferentes épocas, así como delicada porcelana china de diferentes épocas. En otra de las salas nos topamos con talismanes y objetos de adivinación, un tema que a los japoneses parece que les encanta: son muy aficionados a todo tipo de futurología, y lo más curioso de todo, al menos para nosotros, es que en muchos casos está ligada a la religión.

Antes de salir del Museo, visitamos su tienda y me compro un par de libros en inglés, uno de arte japonés y otro de estatuaria budista: me gustaría tener una idea más clara sobre la proliferación de diferentes tipos de estatuas de Buda y de bodhitsattvas que nos hemos encontrado recorriendo Japón. Demoramos nuestra salida, afuera sigue lloviendo con más intensidad si cabe. 

https://www.tnm.jp