Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

jueves, 1 de junio de 2023

Museo Monumento Sant Nikolai (Hamburgo, Alemania)

 

En la silueta de Hamburgo sobresalen muchas agujas o torres, desde la civil del ayuntamiento, pasando por los campanarios de varias iglesias en el centro de la ciudad. Hoy esta capital portuaria muestra un esplendor urbano que mezcla perfectamente canales y calles, clasicismo y modernidad, puentes y grúas portuarias, justo en la desembocadura del río Elba, en una mezcla de épocas y estilos arquitectónicos que culminan o se resumen con el nuevo y espectacular edificio de la Elbphilarmonie, orgullo de Hamburgo y de toda Alemania. 
Sin embargo, en medio de la trama urbana sobresale un campanario: el de una iglesia en ruinas. Se trata de la torre de Sant Nikolai. Al igual que pasa en Berlín con la iglesia Memorial del Káíser Guillermo, este edificio no se reconstruyó al acabar la II Guerra Mundial para que se convierta el recuerdo imborrable de los momentos más terribles de la historia de Alemania.
En el siglo XII se construyó una pequeña capilla a San Nicolás cerca del puerto de Hamburgo, patrón de marinero y viajeros. Durante el transcurso de los siglos la iglesia se fue agrandando, hasta que en el siglo XIX, tras un pavoroso incendio, fue reconstruida según la moda neogótica que provenía de Inglaterra. Durante los bombardeos aliados que sufrió Hamburgo en 1943 la iglesia quedó severamente dañada. Las ruinas actuales son el fruto de aquellos momentos de horror, y se han convertido en testimonio físico de ello y también documental, pues en su cripta (la única parte que quedó intacta tras la guerra) se ha creado un museo a tal fin. 
Nos acercamos a las ruinas de la iglesia. Para nuestra sorpresa, descubrimos que el campanario se ha restaurando y se ha instalado un moderno ascensor para subir a la parte más alta de la aguja: el carrillón. Al comprar la entrada para subir en el ascensor nos informan de que también nos servirá para bajar al museo. Es decir que por unos módicos 5 euros tenemos acceso al mirador de la torre y al museo conmemorativo.
Subimos primero en el moderno ascensor acristalado, que asciende por la esbelta y viaje torre gótica, hasta la parte más alta, desde donde podemos admirar, en 360 grados, unas vistas espectaculares de todo Hamburgo junto a otros visitantes. A continuación, tras bajar al nivel de la calle, descendemos por unas escaleras hacia la entrada del museo. De repente, nos encontramos en medio de un silencio monacal, aquí somos los únicos visitantes. Las luces atenuadas nos encaminan hacia las diferentes salas. Primero se nos explica la historia de la iglesia misma, a continuación accedemos a una sala dedicada a la ciudad de Hamburgo durante los años del nazismo previos a la guerra. Aquí vemos diferentes fotos y carteles de la época: la interferencia del nazismo en todos los ámbitos de la vida alemana está aquí muy presente, tanto a través de la propaganda, como por el comienzo de las leyes raciales y las deportaciones. En las siguientes salas ya se hace referencia a Hamburgo durante la guerra, y especialmente podemos observar fotos sobre el resultado de los bombardeos aliados sobre la ciudad. La destrucción prácticamente total del centro sobrecoge. Únicamente se respetó el edificio del ayuntamiento puesto que su torre servía de guía a los pilotos de los bombarderos. 
Al salir de nuevo a la luz del día, seguimos  paseando por las animadas calles de Hamburgo, aunque de vez en cuando nos topamos con pequeñas placas metálicas incrustadas en las aceras, en ellas se han inscrito los nombres de las personas deportadas (o asesinadas allí mismo) que vivía en aquellos edificios antes de la guerra. Es admirable el esfuerzo de la Alemania moderna por no olvidar cómo las alucinaciones, la política y los horrores de los nazis (junto a la enajenación de todo la población alemana) fueron la causa directa de la destrucción material y moral de su propio país y de casi toda Europa.  

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