Estamos en Al Fahidi. Se trata del verdadero
barrio antiguo de Dubái: muy bien conservado o restaurado, con casas tradicionales
árabes, convertidas ahora en su mayor parte en galerías de arte y restaurantes.
Entramos en una de las galerías: accedemos primero a un patio interior, rodeado
de habitaciones donde se exponen algunas obras, ninguna de interés artístico,
tal vez únicamente decorativo. Las calles de piedra blanca, estrechas, las
fachadas de un solo piso y en colores claros, nos transportan al lugar
tranquilo y originario que fue Dubái hasta los años setenta. Seguimos, de
sombra en sombra, hasta el Dubai Museum, que se encuentra en el interior de un
antiguo fuerte, de hecho es el edificio más antiguo de la ciudad aún en pie y
uno de los lugares más visitados por los turistas. Al llegar vemos como una
multitud de grupos de turistas van entrando y, después, seguirán ordenadamente
paseando por su interior. Oímos todos los idiomas de Europa y de Asia, aquí se
podría hacer también una radiografía de todas las conexiones áreas que Emirates realiza diariamente entre Dubái
y el resto del mundo. El fuerte se muestra por fuera impenetrable con sus muros
altos, hecho de una mezcla curiosa de yeso y coral que le dan un tonalidad
rosado, está formando un rectángulo con dos torres. Al entrar se accede a un
gran patio, donde han colocado varios cañones y barcas de remos de diferentes tamaños y un viejo dhow, recuerdo de los antiguos barcos de
vela árabes que surcaron los mares hacia África y hacia el sudeste asiático
comerciando con especias, perlas y esclavos. Pasamos corriendo hacia las partes
cubiertas, en el interior, porque el sol da de lleno en el patio, al refugio
del aire acondicionado, aunque tengamos que ir como dos ovejitas más, por en
medio de los rebaños de turistas. No nos importa si, a cambio, no nos
achicharramos. En las diferentes estancias habilitadas como museo se muestra la vida en el antiguo Dubái,
antiguo significa aquí anterior a 1971, con maniquíes de hombres y mujeres
vestidos a la manera tradicional dentro del hogar, y también los oficios de
pescador y buscadores de perlas, así como los comerciantes, los religiosos y
los gobernadores o emires, en sus cortes hechas de jaimas en medio del desierto. En una sala se muestran antiguos
vestigios arqueológicos. Es, sin duda, la parte más interesante de todo lo que
se encuentra expuesto en este lugar, también la más auténtica, aquí no hay
maniquíes, sino piezas de verdad, vestigios desde la prehistoria hasta los primeros asentamientos árabes en la zona y
de su comercio con otras partes del mundo antiguo, incluidas piezas fenicias,
griegas y romanas. Curiosamente, en esta sala no hay prácticamente nadie,
estamos solos. Las multitudes prefieren ver escaparates como los de Zara, con
muñecones a la moda árabe de otra época, antes que unas piezas de cerámica o
unas piedras originales, antiguas de verdad. Es así como estos vestigios, que
conectan el golfo pérsico con el Mediterráneo nos hacen viajar a través del
tiempo, y nos devuelven a las orillas de nuestras costas mediterráneas, nos
acercan a casa… Será porque en mi niñez….que
diría Joan Manuel Serrat. Antes de volver a salir a la calle, pensamos muy bien
el trayecto a seguir para llegar lo antes posible a la parada de metro y no
morir de calor por el camino.
http://www.dubaiculture.gov.ae/en/Live-Our-Heritage/Pages/Dubai-Museum-and-Al-Fahidi-Fort.aspx
http://www.dubaiculture.gov.ae/en/Live-Our-Heritage/Pages/Dubai-Museum-and-Al-Fahidi-Fort.aspx
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