Un viaje al rededor de los museos

Museos pequeños, museos con encanto, museos poco conocidos, museos y/o fundaciones de mis artistas o arquitectos favoritos, museos que he tenido el gusto de visitar y que, por diferentes razones, merecerían volver a ser visitados.

Todos los textos y fotos de este blog son autoría y propiedad de Agustín Calvo Galán. Si quieres citarlos o usar las fotos, puedes hacerlo; pero, por favor, indica la procedencia y la autoría. Gracias.

lunes, 29 de abril de 2024

Museo del Palmeral (Elche, Alicante)


Cuando el visitante ocasional llega Elche y busca su famoso palmeral (declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 2000) no suele ser consciente de que toda la ciudad es, en realidad, el palmeral; o mejor dicho, que el palmeral se distribuye por las diferentes partes de la ciudad formando huertos, pequeños y grandes parques llenos de palmeras y otro tipo de árboles o vegetación. Por lo tanto es inútil buscar el palmeral, simplemente hay que pasear por la ciudad y adentrarse en sus diferentes zonas arboladas para poder admirar no un oasis en medio del desierto sino una gran ciudad europea repleta de palmeras (según parece hay entre 200.000 y 300.000). 
No obstante, junto al precioso y cuidadísimo "Huerto del cura" (en cuyo interior se encuentra la sorprendente palmera imperial con sus 8 brazos que, según cuentan, ya admiró la emperatriz Sisi a finales del siglo XIX en su visita a la ciudad ilicitana), podemos encontrar el Museo del Palmeral. Aquí, más que un museo, nos encontramos ante un centro de interpretación (expresión tan usada hoy en día), porque se trata de una introducción al palmeral pero sobre todo lo que ha supuesto el cultivo de las palmeras a lo largo de la historia en Elche. Además, el museo ha servido como excusa perfecta para conservar dos casas tradicionales labriegas del siglo XIX unidas por un vistoso pasadizo de madera con forma de balcón, rodeado todo, por supuesto, de palmeras pero también de la ciudad moderna.
Visitamos Elche en junio, un mes que parece propicio, pero hace un calor sofocante desde primera hora de la mañana, así que buscamos refugio climático cada cierto tiempo. Por eso mismo al entrar en el pequeño museo el aire acondicionado tenemos la impresión de que aquí nos dan una amorosa bienvenida. Recorremos sus diferentes estancias, nos interesamos por la historia milenaria de las palmeras, sus formas de cultivo y riego, las herramientas y el cuidado, sus aportes culturales y su aprovechamiento (como la recolección de dátiles). Famoso es el trabajo de trenzado de la hoja de las palmeras, con las que, tras un proceso de blanqueamiento, se confeccionan las tradicionales palmas de pascua.
Pasamos también por el balcón pasadizo que une las dos casas del museo y contemplamos las palmeras que nos rodean con admiración y sin pasar el calor acobardante del exterior. El museo se nos acaba rápido y no podemos demorar demasiado nuestra vuelta al calor exterior, aunque siempre nos quedará la fina y alta sombra de las palmeras para continuar nuestro paseo ilicitano.

 https://www.visitelche.com/cultura/museos/museo-del-palmeral/

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